Cuando hablamos de rejuvenecer no solo nos debemos centrar en la cara. Cuantas veces hemos visto señoras de caras maravillosas pero con cuello y manos descuidadas. También forma parte de nosotros y son partes muy visibles. Centrándonos en las manos, son las mayores delatadores de la edad. Pocas veces nos acordamos de cuidarlas, de echarles crema diariamente, protegerlas del sol cuando salimos a la calle,… y son nuestra identidad tanto como el rostro.
En el lenguaje corporal las manos tienen mucha importancia. Donde y como las ponemos, los gestos que hacemos con ellas, ayudan a nuestra expresión y por tanto también son puntos de mira cuando estamos ante otras personas. Como el rostro, las miradas se dirigen a ellas. Así, hay que cuidarlas, mimarlas, darles toda la atención que merecen.
Los cuidados diarios se deben comenzar desde la juventud. No se pueden evitar todas la agresiones que al o largo de la vida caen sobre ellas, pero si atenuarlas, mitigarlas. Hidratación, guantes, evitar agentes quimicos, uso mantenido de látex, bisutería que nos pueda provocar alergias, cuidado de uñas, de zona interdigital…, son acciones que en el día a día están contribuyendo al cuidado de nuestras manos.
Pero cuando el daño ya se ha producido o el paso de los años ha dejado impronta en nuestras manos, también encontramos soluciones dentro de la medicina estética.
La combinación de técnicas y unos buenos cuidados pre y postratamiento nos ayudaran a mantener o recuperar la juventud de nuestras manos para que sigan siendo un arma de comunicación eficaz sin que delate nuestra edad.